El 9 de abril de cada año, Colombia conmemora el Día Nacional de las Víctimas del Conflicto Armado. Esta fecha no solo representa un día de duelo y memoria, sino también un espacio para la solidaridad con los más de nueve millones de víctimas que ha dejado la violencia en el país. A su vez, los desafíos que enfrentan, para reconocer las luchas sociales que han emprendido desde sus territorios, para la consolidación de un camino hacia la reconciliación, la justicia y la construcción de una paz duradera.
El conflicto armado en Colombia ha dejado un profundo impacto en la sociedad durante décadas. Desde su inicio en la década de 1960, el país ha sufrido la violencia de diversos actores armados, incluyendo guerrillas, paramilitares y fuerzas estatales. Este conflicto ha dejado un saldo desgarrador de víctimas: millones de personas desplazadas, miles de desaparecidos, ejecuciones extrajudiciales, secuestros, y un sinfín de atrocidades que han marcado la vida de generaciones enteras.
El Día Nacional de las Víctimas del Conflicto Armado es un recordatorio de la importancia de preservar la memoria histórica. Recordar y reconocer el sufrimiento de las víctimas es fundamental para construir una sociedad que aprenda de sus errores pasados y esté comprometida con la no repetición de la violencia. La memoria no solo honra a aquellos que han perdido la vida o han sufrido injusticias, sino que también es una herramienta poderosa que garantiza que las violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario no vuelvan a repetirse
La verdad es un pilar fundamental en la búsqueda de la paz; por eso hacemos un llamado al Gobierno Nacional, al Congreso de la República y a la sociedad en general a avanzar con el cumplimiento de las Recomendaciones de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. Con el fin de contribuir al esclarecimiento de los hechos ocurridos durante el conflicto armado, identificar a los responsables de las violaciones a los derechos humanos y contribuir a la reparación integral, diferenciada y transformadora de las víctimas que proteja el goce efectivo de sus derechos.
La justicia es otro aspecto crucial en el proceso de reconciliación. Si bien los acuerdos de paz incluyeron disposiciones para la justicia transicional, como la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), su implementación ha enfrentado numerosos obstáculos. La resistencia de ciertos sectores políticos y la falta de recursos han obstaculizado el avance de los procesos judiciales, generando frustración entre las víctimas y socavando la confianza en el sistema de justicia.
El papel de la sociedad civil y la participación ciudadana es vital para la construcción de paz, entendida no como única responsabilidad del Estado. Es la voz de las organizaciones de víctimas, los movimientos sociales, los líderes y lideresas sociales, defensoras y defensores de derechos humanos y firmantes de paz quienes promueven la paz, con justicia social. Además contribuyen a la superación del negacionismo y facilitan encuentros de la sociedad colombiana, que ayudan a comprender las dinámicas del conflicto armado, como también las iniciativas de protección que nos permite avanzar a una cultura de paz que adopte medidas efectivas para atender sus necesidades y demandas.
Desde el Fondo de Fortalecimiento y Protección, manifestamos nuestra solidaridad con las víctimas en el Día Nacional de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado en Colombia, reconocemos que el camino hacia la verdad no es fácil; implica enfrentar verdades incómodas y dolorosas, así como superar la negación y la impunidad que han caracterizado al conflicto durante tanto tiempo.
El 9 de abril es más que una fecha en el calendario; es un recordatorio constante de los desafíos que enfrenta el país en su búsqueda de paz y reconciliación. Las víctimas en nuestro país han liderado procesos organizativos de construcción de paz, y han trabajado por la memoria, la verdad y la reconciliación. Es responsabilidad de todos los colombianos y las colombianas a trabajar en comunidad para construir un futuro más justo, equitativo y pacífico para las generaciones venideras.
Por: Danna Robayo
Comunicadora Social para la Paz